Page 89 - MONOGRAFIA 25, de Esclerosis multiple
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MICROBIOTA Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE
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aquellos que terminan formando parte del organismo. Aunque la respuesta inmune innata se encarga, al menos en parte, de la defensa frente a potenciales patógenos, la respuesta inmune adaptativa aporta un beneficio, siendo responsable de interacciones más sutiles (como las generadas con organismos comensales) o de la amplificación de la respuesta inna- ta. La regulación de la respuesta adaptativa es más específica y tiene mayores consecuencias a largo plazo. El desarrollo de la respuesta inmune adaptativa requiere tanto la interacción con la microbiota como con la respuesta inmune innata. Por lo que la pérdida de microbio- ta limita por ambas vías las señales que recibe el sistema inmune adaptativo para su correcto desarrollo(17). La interacción de la microbiota con el sistema inmune se da principalmente, pero no solo, en el tejido linfoide asociado al intestino (GALT, por sus siglas en inglés), en el que se produce la activación de las células y/o activación de la población TH17.
2.3. MICROBIOTA Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE
La EM se define como una enfermedad crónica y desmielinizante del SNC, que se carac- teriza por lesiones en la vaina de mielina que rodea los axones, causadas por un ataque inmunomediado. Afecta a casi 3 millones de personas en el mundo, unos 47.000 pacien- tes en España, y va aumentando en número de pacientes de manera constante. La EM es una enfermedad que debuta en la mayoría de los casos entre la segunda y la tercera décadas de la vida y que afecta en mayor medida a las mujeres (un 65% de las pacientes), con un importante coste sociosanitario derivado de la discapacidad que produce y de los altos costes farmacológicos asociados.
A pesar de los grandes esfuerzos que se han llevado a cabo desde el campo de la in- vestigación en las últimas décadas, todavía no se ha conseguido entender los mecanismos por los que funciona esta compleja enfermedad. Se acepta que factores genéticos y am- bientales interactúan para dar lugar a una mayor susceptibilidad y a diferentes formas de evolución, sin que se haya conseguido identificar un disparador de la patología.
Podemos entender la EM como una enfermedad que afecta a los 2 sistemas más com- plejos de nuestro organismo, el SNC y el sistema inmunológico. En este esquema se ha introducido en la última década un nuevo sistema que interactúa con ambos y que a to- dos los efectos es un órgano más de nuestro cuerpo: la microbiota intestinal. Numerosos estudios han remarcado la necesidad de una microbiota equilibrada en la salud y cómo la disbiosis de la misma puede estar en el origen de múltiples patologías.
En los últimos años, el estudio de la microbiota en relación con enfermedades neuro- lógicas en general y con la EM en particular se ha intensificado. La manera más directa de estudiar la relación entre microbiota y EM es la caracterización de la misma en enfermos y en donantes sanos, buscando diferencias entre las distribuciones de las poblaciones microbianas entre ambos grupos. Este tipo de caracterización se ha realizado en varias poblaciones distintas y con diferentes metodologías. En estos estudios, las variables con- fundidoras pueden ser muchas, por lo que hay que intentar corregir los datos de la mejor manera posible (por dieta, población, etc.). Con esta intención se creó en 2015 el Con- sorcio Internacional para el Estudio del Microbioma (iMSMS, por sus siglas en inglés) que pretende estudiar la distribución de las poblaciones bacterianas mediante secuen- ciación del gen 16S en 2.000 pacientes y 2.000 controles. De este esfuerzo colaborativo (22 investigadores, 5 países) se espera una caracterización sólida en los diferentes tipos de
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