Page 83 - MONOGRAFIA 25, de Esclerosis multiple
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MICROBIOTA Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE
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caracterizan por una respuesta predominantemente de tipo Th2. Con el aumento de la co- lonización intestinal, el sistema inmunitario recibe un notable estímulo antigénico de tipo pro-Th1 que le permite equilibrar esa situación. La baja exposición a microorganismos al inicio de la vida dificulta este equilibrio, prevaleciendo las respuestas Th2, que aumentarán notablemente el riesgo de padecer problemas alérgicos. Además de la importancia de los primeros años, la interacción entre el sistema inmune y la microbiota se da a lo largo de toda la vida, siendo vital para un correcto funcionamiento de nuestro organismo.
1.3.5. Eje intestino-microbiota-cerebro
En los últimos años ha cobrado importancia el estudio del llamado eje microbiota-intes- tino-cerebro. Este término se usa para describir las interacciones entre la microbiota y el organismo, y el efecto que estas interacciones tienen en el SNC.
Varios estudios epidemiológicos y ensayos in vivo han demostrado que la coloniza- ción intestinal influye en el desarrollo del SNC, que puede tener consecuencias a largo plazo. Entre las vías de interacción de este eje destacan la inducción de la secreción de neuropéptidos por el intestino, la estimulación del nervio vago o la señalización mediada por el sistema inmune. La producción de AGCC por la microbiota también parece tener un papel destacado en la regulación del eje, ya que estimulan la motilidad del TGI y la producción de serotonina, además de regular el sistema neuroendocrino(7). El papel de la microbiota en el correcto funcionamiento y la maduración de la microglía parece ser fundamental. Estas células están presentes en todo el SNC, tienen capacidad fagocítica y participan en la función fisiológica del cerebro y el mantenimiento de su homeostasis. Por otra parte, se han relacionado con el inicio y el desarrollo de varias enfermedades neuro- degenerativas, entre las que se incluye la esclerosis múltiple (EM). Estudios realizados en ratones germ free o carentes de microbiota demuestran la desregulación de su microglía. La maduración de la microglía de estos ratones es incompleta y su respuesta inmune in- nata está muy disminuida (Erny 2015). Una vez más, los AGCC parecen tener un papel determinante en la regulación de la maduración de estas células, aunque se desconocen los mecanismos concretos por los que esta regulación tiene lugar. La carencia de microbiota se ha relacionado también con la integridad de la barrera hematoencefálica, siendo más débil en córtex frontal, hipotálamo y el cuerpo estriado en animales germ free (Braniste et al. 2014). La disfunción de la barrera en estos animales se ha asociado con la desregulación de las uniones estrechas del epitelio, incluyendo la disminución de las proteínas ocludina y claudina, principales componentes de las zonas de oclusión. La recolonización con una microbiota compleja o el tratamiento con butirato (AGCC) facilitan la recuperación de la integridad de la barrera. La ausencia de microbiota se ha relacionado también con la desregulación de genes implicados en la mielinización de regiones específicas del cerebro en modelo murino (Hoban 2016).
Por otra parte, el sistema nervioso entérico, cuya función es la regulación del flujo san- guíneo y de la motilidad gastrointestinal, requiere de la interacción con el sistema inmune y la microbiota para su correcto funcionamiento y el mantenimiento de la homeostasis.
Estos datos apuntan a que las interacciones entre microbiota y sistema nervioso no solo existen, sino que son numerosas, lo cual abre un nuevo abanico de posibilidades en el estudio y el futuro tratamiento de enfermedades neurológicas, con más incidencia proba- blemente en las enfermedades neuroinflamatorias, neurodegenerativas y neurooncológicas.
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