Page 69 - MONOGRAFIA 25, de Esclerosis multiple
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VITAMINA D Y OTROS FACTORES AMBIENTALES
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El mecanismo de acción del tabaco incluye un elevado número de procesos oxidativos. Los procesos que ocurren en el espacio intersticial son los principales tóxicos vasculares y son los mecanismos centrales que inician y promueven la progresión de la enfermedad. Aunque todavía no hay evidencia de que una mayor ingesta de nutrientes antioxidantes pueda contrarrestar la toxicidad del humo de tabaco, hay datos que sugieren que los antio- xidantes pueden llegar a ser eficaces en contrarrestar el estrés oxidativo. La estimulación de Nrf2 con suplementos de DHA, resveratrol o bicyclol puede ser beneficiosa, ya que tienen efecto citoprotector en las células endoteliales. La vitamina C previene la liberación de his- tamina, actuando como antiinflamatorio y antioxidante. La vitamina E es cardioprotectora contra la peroxidación inducida por el humo del tabaco y tanto la vitamina C como la E pueden proteger eficazmente a la BHE contra el daño oxidativo generado por humo de tabaco medido con S100β (un marcador en suero de integridad de la BHE)(19).
La exposición a la nicotina ha demostrado que disminuye la expresión de ZO-1, oclu- dina, cadherina y proteínas de unión, aumentando la permeabilidad de la BHE. También aumenta la angiogénesis imitando los efectos del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), aumentando así la densidad capilar y estimulando el crecimiento de vasos sanguí- neos colaterales. La nicotina, el principal componente de los cigarrillos, ha demostrado un impacto contradictorio en el sistema inmunitario. Niveles sanguíneos de nicotina tienen una acción protectora y antiinflamatoria, especialmente al unirse a la subunidad α7 de los receptores de acetilcolina nicotínicos. La nicotina es un estimulante del SNC. La vía colinérgica contribuye a un entorno antiinflamatorio caracterizado por el aumento de la respuesta de las células Treg, la regulación negativa de las citocinas proinflamatorias y la apoptosis de las células proinflamatorias; esta vía también aumenta el rendimiento cog- nitivo a través de sus efectos sobre los receptores de acetilcolina nicotínicos. Sin embargo, otros autores sugieren que aumenta las citocinas proinflamatorias y provoca la apoptosis de los neutrófilos, liberando componentes intracelulares que actúan como autoantígenos(21).
El fumar produce múltiples cambios en todo el sistema inmunológico. Altera la ma- duración de las células dendríticas y las células presentadoras de antígeno, y disminuye la producción de interleucinas produciendo un disbalance, por lo que se activa la inmuni- dad adaptativa mediada por células dendríticas.
Altera la función de los polimorfonucleares (migración y quimiotaxis) y reduce su ca- pacidad macrofágica frente a los agentes intracelulares. Algunos componentes del humo del tabaco actúan sobre los linfocitos T y la nicotina disminuye la formación de anticuer- pos T dependientes e induce anergia, mientras que la glicoproteína rica en polifenoles estimula la proliferación de células T, pero con un disbalance CD4/CD8. Sobre los linfo- citos B reduce la producción de inmunoglobulinas y IL-1b, IL-2, Il-10, TNF-α e IFN-γ, sin embargo aumenta las células B autorreactivas.
El tabaquismo crónico aumenta los niveles de proteínas de fase aguda y proinflama- torias, especialmente TNF-α, receptores de TNF-α e IL-6, favoreciendo el perfil proin- flamatorio y potenciando la autoreactivación de la respuesta anómala.
Los efectos de la nicotina se estudiaron en diferentes enfermedades autoinmunes, como la EM, la diabetes de tipo 1, la artritis reumatoide, la sarcoidosis, la enfermedad de Behçet y las enfermedades inflamatorias intestinales, y se obtuvieron resultados similares. Los principales problemas de la nicotina son la adicción y los efectos adversos relaciona- dos con las formulaciones comercializadas(21,26,27).
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