Page 17 - MONOGRAFIA 25, de Esclerosis multiple
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VIRUS
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la respuesta IgG específica de EBNA-1, así como la respuesta inmune humoral de clase I restringida a antígenos de EBV expresada durante la replicación lítica y la transformación viral de células B, fueron similares antes y después del tratamiento con interferón beta.
También se ha descrito una asociación entre los niveles elevados de IgG frente a EBNA-1 y bajos niveles de vitamina D, otro posible factor ambiental relacionado con la etiopatogenia de la EM, al comienzo de la enfermedad. Esta asociación ha sido replicada en otros estudios. El interés por la posible interacción entre estos 2 factores ambientales llevó a la realización de un ensayo clínico en el que se reclutaron 40 pacientes con EM, de los que 27 fueron tratados con 50.000 UI/semana de vitamina D durante 6 meses y 13 se utilizaron como grupo control. Tras el análisis de los títulos de anticuerpos frente a EBNA-1 y VCA de EBV, a lo largo del estudio, los autores describen que la suplementa- ción con vitamina D podría ser útil para reducir el aumento observado en los títulos de anticuerpos frente a EBV al comienzo de la enfermedad(10).
Otras teorías propuestas para la posible implicación del EBV en la EM incluyen la activación de superantígenos, una clase de antígenos que pueden activar poblaciones de linfocitos T inespecíficos, un incremento de la expresión de alfa-beta-cristalina, que es una proteína de estrés que ha demostrado ser marcador de la inmunidad de linfocitos T CD4+ en EM, o la infección y activación crónica de linfocitos B autorreactivos.
Debido a la heterogeneidad encontrada en la patología de la EM, no se descarta que, además de los ya descritos, puedan estar implicados otros mecanismos. La obser- vación de que la EM ocurre años después de la mononucleosis infecciosa hace pensar que el EBV podría actuar como un factor iniciador del proceso patológico, pero que otros eventos serían necesarios para comenzar las manifestaciones clínicas de la enfer- medad. Por todo ello, a pesar de los múltiples estudios realizados en los últimos años, sigue sin poder concretarse si la infección por EBV es causa o es realmente un epifenó- meno necesario para el inicio de la enfermedad. Su asociación con otras enfermedades autoinmunes, además de la EM, sugiere que podría ser un iniciador no específico de la cascada autoinmune.
3. HERPESVIRUS HUMANO 6 (HHV-6)
El HHV-6 es un beta-herpesvirus que fue descubierto en 1986 a partir de pacientes inmunocomprometidos por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y con des- órdenes linfoproliferativos. HHV-6 es un virus ubicuo, con una seroprevalencia estimada superior al 95% en la población general. Inicialmente se describieron 2 subtipos de este virus, el HHV-6A y el HHV-6B; este último es adquirido en los primeros años de vida (la infección habitualmente sucede antes de los 2-3 años de edad). Esta infección primaria puede ser asintomática o manifestarse a través del exantema súbito, también conocido como roseola infantum. Después, el virus se vuelve latente, encontrándose generalmente en células mononucleares de sangre periférica.
Sin embargo, se sabe menos acerca de la adquisición y la seroprevalencia del HHV-6A, en parte debido a la falta de ensayos serológicos adecuados para su detección, si bien se ha visto que esta variante es más neurotrópica, dado que se detecta más co- múnmente en el LCR que en células sanguíneas. Después de profundizarse, en los últimos años, en las diferencias existentes a todos los niveles (genético, molecular,
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