Page 43 - MONOGRAFIA 25, de Esclerosis multiple
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VITAMINA D Y OTROS FACTORES AMBIENTALES
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Por último, es importante destacar la diferencia entre asociación y causalidad, de modo que las evidencias que relacionan la hipovitaminosis D con la etiopatogenia de la EM no son suficientes para asegurar su participación en la misma y es necesario pro- fundizar en el estudio de los mecanismos concretos a través de los cuales la vitamina D podría favorecer el desarrollo de la enfermedad.
4. NIVELES SÉRICOS DE VITAMINA D
Y SUSCEPTIBILIDAD DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE
4.1. RELACIÓN ENTRE NIVELES EN EMBARAZO, RECIÉN NACIDOS, INFANCIA Y ADOLESCENCIA, Y RIESGO POSTERIOR DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE
El papel fundamental de la vitamina D en el metabolismo óseo es largamente conocido, pero nuestros conocimientos en los últimos 15 años sobre las acciones extraesqueléticas de esta vitamina se han desarrollado de manera considerable, en particular sus efectos inmu- nomoduladores, que tienen implicaciones en algunas enfermedades inflamatorias y auto- inmunes como la EM. A su vez, se han realizado grandes avances en la identificación de diferentes factores protectores y de riesgo para la EM, incluyendo la exposición al sol y la deficiencia de la vitamina D, con complejas interacciones entre ellos(1). Los datos obtenidos de los múltiples estudios observacionales sugieren que mantener unos niveles adecuados de vitamina D podría disminuir el riesgo de EM y modificar el curso de la enfermedad. Sin embargo, se requieren estudios destinados a intentar dilucidar qué porcentaje de estos efec- tos se puede atribuir a la acción de la vitamina D, evitando otros factores confundidores.
4.1.1. Exposición solar y riesgo de esclerosis múltiple
Es ampliamente conocida la influencia de la latitud en el riesgo de EM, siendo la pre- valencia de la enfermedad mínima en el ecuador y aumentando a medida que nos aleja- mos de él. Esta prevalencia, además, varía con las migraciones realizadas en la segunda década de vida, describiéndose una disminución de la misma en aquellos sujetos que migran desde altas latitudes (con una alta prevalencia de EM) a regiones más cercanas al ecuador (con una prevalencia más baja). También existen varios estudios epidemioló- gicos que han detectado que la práctica de actividades al aire libre durante la infancia/ adolescencia disminuye significativamente el riesgo de EM en la edad adulta; incluso, parece que el mes de nacimiento también influiría sobre dicho riesgo, siendo menor entre aquellos que nacen a finales de otoño (madres con mayor exposición solar durante la mayor parte del embarazo) y más elevado en los nacidos a finales de primavera. Sin embargo, esta relación con la latitud parece que estaría disminuyendo en las últimas décadas. Esto se podría explicar como consecuencia de los nuevos hábitos de vida que llevarían a evitar la exposición solar y las actividades al aire libre, incluso en los climas más templados(3).
Debido a la evidente relación entre exposición solar y niveles de vitamina D, cabe pensar que la causa de que la EM tenga una mayor prevalencia en zonas alejadas del ecuador sea el déficit en vitamina D (Figura 4). Sin embargo, la radiación UVB también desencadena procesos inmunomoduladores independientes de la vitamina D. Dentro de
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